Una sesión de boudoir inolvidable

Capturando el tiempo a través de la sensualidad del boudoir

Me resultaba fascinante la idea de materializar mi esencia a mis veintitantos de edad por medio de la lente de una cámara y una forma única de hacerlo era con una sesión de boudoir. La pequeña colección de lencería que tanto adoraba se convirtió en mi atuendo para esta experiencia tan distinta y emocionante.

Estaba ansiosa antes de la sesión, como si mi alma fuera lo que quedara al descubierto, así que decidí empezar con fotos más sencillas usando mis suéteres oversize favoritos. No obstante, con el pasar de las poses, me fui sintiendo más cómoda y segura de mí misma. Me solté un poco y me presté al juego de la sensualidad que tanto ofrecía este tipo de sesión. Me enamoré del hecho de que no fuera obligatorio tener una silueta de revista y me animé a aceptar mi cuerpo como es y sacar ventaja de mi figura y mis atributos. Sin embargo, hay un factor que no puede pasarse por alto y eso es el fotógrafo, puesto que me hizo sentir acogida y me incentivó a que encontrara las poses que más cómoda me hicieran sentir y ¡vaya que sí lo logró! Realmente fue un servicio de cinco estrellas que logró que la experiencia fuera única y superara mis expectativas. Además, al revisar las fotos, me di cuenta de que a través de ella se contaba una historia. No solo era un recuerdo visual de mi juventud, sino también un testimonio de la belleza que puede surgir cuando te permites ser auténtica.

Al reflexionar sobre esta experiencia, no puedo evitar recomendar a otras mujeres a que se animen a hacer una sesión de boudoir. No se trata solo de las fotos, se trata de un regalo para la autoestima, de sentirte empoderada y conforme contigo misma. Es un viaje hacia la aceptación y la celebración de la propia belleza.

Así que, sí, definitivamente, ¡una sesión de boudoir es algo que todas deberíamos experimentar, especialmente aprovechando la magia de la primavera y del otoño!

Con cariño,
Sam