Artículos

De la cocina al objetivo

Mi viaje de la gastronomía a la fotografía

A veces, las mejores decisiones nacen de los momentos más inesperados. Empecé en la cocina como una forma de liberar el estrés que me generaba la universidad. La gastronomía se convirtió rápidamente en un refugio, una especie de meditación que me permitía desconectar del mundo y sumergirme en un espacio donde el único ruido era el chisporroteo de los ingredientes y el perfume embriagador de las especias.

Con el tiempo, cocinar dejó de ser solo una manera de relajarme y pasó a ser un placer en sí mismo, uno que iba mucho más allá de simplemente comer rico. Cocinar me ofrecía un espacio creativo, un lienzo en blanco donde podía experimentar y crear algo único. Sin embargo, aunque mucha gente cercana a mí me sugería abrir un restaurante, la idea nunca me sedujo del todo. Cocinar es para mí un placer, no un trabajo, y convertirlo en un negocio significaría introducir un montón de variables adicionales: presupuestos, marketing, trámites… Demasiadas distracciones que me alejarían de lo que realmente amo hacer.

Durante mucho tiempo, mi aprendizaje en la cocina fue completamente autodidacta. Tomé varios cursos de repostería y cake design, más por gusto personal que por cualquier otra razón (sí, soy un goloso confeso). Pero fue cuando mi primera pasión, la fotografía, se encontró con la cocina, que decidí formalizar mis estudios. La fotografía gastronómica no es solo tomar fotos de platos preparados; es hacer que el observador los desee, que sienta apetito con solo mirar la imagen.

Para lograr eso, no basta con ser un buen fotógrafo; hay que entender la cocina, conocer los ingredientes, saber cómo se preparan los platos. Así fue como decidí profundizar en mis conocimientos culinarios, no solo para mejorar mis habilidades en la cocina, sino para complementar mi trabajo como fotógrafo gastronómico. Empecé a tomar cursos de food styling y prop styling, habilidades esenciales para crear imágenes que no solo se vean bien, sino que también despierten el deseo de probar lo que muestran.

Hoy en día, estoy terminando la carrera de chef. No solo para mejorar mi arte culinario, sino también para perfeccionar mi fotografía y poder ofrecer un servicio más completo a los negocios gastronómicos. Comprender el proceso de preparación de los alimentos me permite capturar la esencia de cada plato, contar su historia a través de mis fotografías y, en última instancia, ayudar a los negocios a atraer y deleitar a sus clientes con imágenes que hablen por sí mismas.

En resumen, estudié gastronomía porque creo en la importancia de seguir aprendiendo y mejorando. Mi filosofía me impulsa a seguir formándome y a buscar siempre la excelencia en lo que hago. Cocinar es mi pasión, y la fotografía es mi arte. Juntas, estas dos pasiones me permiten ofrecer algo único y valioso a mis clientes, ayudándolos a destacar en un mercado competitivo.

Gracias por acompañarme en este viaje y por seguir apoyando mi trabajo. ¡Nos vemos en el próximo post!

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Enrique Navarro